Richar Santos y su esposa Lourdes Rodriguez son de Montevideo, Uruguay, y actualmente están trabajando en Los Bulevares. Ellos cuentan que el pastor de su iglesia local, Pr. Daniel Madrazo, les invitó a entrenarse como plantadores de iglesias y les motivó a ir a este lugar.

“Cuando fuimos a ese barrio hicimos la entrevista y notamos que las necesidades espirituales eran muchas. Había mucha gente dolida que había salido de otras iglesias y también gente que no conocía de Dios”, cuenta Richar.

Esto motivo a este matrimonio, junto con el respaldo de su iglesia madre, a trabajar haciendo obra social. Llevaron comestibles y ropa. Recolectaron cosas para una chica que se le quemo la casa y tenía cinco hijos. Esto abrió el corazón de la comunidad, tanto de los padres como de los niños.

Actualmente llevan dos años en esta zona, y aunque no cuentan con un edificio; a ellos les conocen como los hermanos de la carpa porque es ahí donde se reúnen por el momento. Tanto Richar como Lourdes están emocionados y agradecidos con Dios al ver la transformación en la vida de las personas.

“Hemos tenido la oportunidad de orar por muchos de ellos, algunos por sanidad donde ya los doctores no les daban más de 8 días de vida y Dios les sanó, y otros por trabajo y donde les han ido a buscar a sus casas para darles empleo; así la gente ve el cuidado de Dios y es gratificante que cuando llegamos, los niños salen corriendo a abrazarnos”, dice Lourdes.

Glenda Moran es plantadora de la Iglesia de Dios de la Profecía y pastora en las Delicias de Aguas Zarcas, en Costa Rica. Ella cuenta que ha entendido la importancia de la visión de plantar iglesias como una estrategia para seguir extendiendo el reino de Dios.

Por esta razón no ha dudado en involucrar a los líderes que están dentro de esta iglesia semilla, para que puedan enseñar a otros la Palabra de Dios y crear sus propios de grupos de discipulado, y así comprometerse con la obra y el llamado de Cristo para sus vidas.

“Nuestro anhelo es extender el evangelio y alcanzar las almas perdidas haciendo discípulos con las verdades bíblicas, y así llevar las nuevas buenas de salvación con la palabra de Cristo a los no alcanzados y a los que han escuchado, pero no se han convertido al evangelio”, asegura Glenda.

Con esta pasión, ella seguirá impulsando nuevos obreros con un corazón entregado para la evangelización. Los equipará con lo que ha aprendido durante su entrenamiento como plantadora. “Han puesto en mis manos materiales que me han servido mucho como Sembremos iglesias saludables y las rutas de plantación. Hemos logrado mucho y con la ayuda de nuestro Señor Jesucristo vamos a seguir avanzando, cumpliendo la Gran Comisión. Ahora cuento con un equipo de multiplicadores que trabajamos juntos”, asegura llega.

Carlos Vega es plantador de iglesias en la comunidad de Jacaguay. Él es parte de la Iglesia de Dios de la Profecía. Cuando llegó a este lugar mucha gente estaba atemorizada, y al principio le fue casi imposible conectar con ellos, pero él sabía que Dios quería hacer algo grande.

Una de las razones era que años atrás hubo una masacre por la rivalidad de otra aldea que los atacó y mato a mucha gente. Desde entonces la mayoría de personas huyeron y los que se quedaron no confiaban en extraños por el temor que esto causo.

Pero al iniciar el trabajo con los niños, que eran los más receptivos, poco a poco los padres fueron uniéndose. No sólo la gente de Jacaguay recibió y aceptó el Evangelio sino también otra aldea cercana de donde viene la gente a la iglesia que han logrado construir con las ofrendas de los hermanos de la iglesia.

Este plantador también cuenta que parte fundamental ha sido el ver la necesidad de la comunidad y poder servir con un evangelio integral, al proveer una bomba de agua para toda la comunidad que antes no la tenía. Esto no sólo permitió llevar el Evangelio a más personas sino también a ser una verdadera muestra del amor de Dios en medio del temor, del desconsuelo y la desesperanza.

Actualmente Carlos sigue alcanzando a las aldeas cercanas a la zona de plantación para que más gente conozca y pueda acercarse a Dios. El sueño es seguir plantando iglesias, y llegar a más comunidades como estas donde la necesidad por Dios es grande.

¿Cómo iniciar un grupo de discipulado cuando todo está cerrado y hay muchas prohibiciones de reunirse debido a la pandemia?, era la pregunta que Jorge Moreno se hacía. 

Este plantador, quien es parte de la Comunidad Cristiana de Adoración Sinaí, del Barrio la Florida, en Colombia y en los últimos años ha estado preparándose en el Seminario de las Asambleas de Dios; cuenta que una de las materias se llama iglesia semilla o proyecto de grado y es la parte práctica donde deben plantar la iglesia. Parecía casi imposible lograrlo, pero recordó que una de las partes del entrenamiento se sugiere alcanzar a los miembros de la familia como primeros contactos para iniciar ese grupo de plantación y con el cual puede nacer la iglesia.

Jorge no dudo en poner en oración y buscar una manera estratégica y creativa de lograrlo. De esta manera creó un grupo de chat con su familia, tías y primos, que aún no conocen a Dios y lo nombró: Salvación para todos. Con ellos comparte la Palabra de Dios cada ocho días y está orando constantemente para que cada uno de ellos llegue a conocer a Cristo.

“Veo la falta de amor, de comprensión y veo mucha ignorancia en cuanto a la Palabra de Dios, pero también veo como Dios está transformando la mente de mis familiares”, dice Jorge al ver la aceptación al Evangelio que hay en la vida de sus familiares.

Como aún no pueden reunirse debido a la emergencia sanitaria, este plantador seguirá compartiendo con este grupo mediante este canal; pero tiene la certeza de que su familia saldrá una futura iglesia semilla y está confiando en que Dios dará el crecimiento. “Uno se encarga de sembrar la semilla y Dios dará el crecimiento a su debido tiempo”.