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Historias de impacto

Llevando esperanza

martha ec pkMartha Solórzano es una mujer que siempre le ha gustado servir a Dios y tiene un amor especial por los niños. Por esta razón cuando la invitaron a capacitarse en el programa infantil aceptó sin dudarlo. “Me impacto que el inicio del programa fuera una fiesta y que cada clase no fuera sólo una clase, sino una fiesta para los niños”, asegura.

Pero para poder trabajar en el barrio la Virgen Inmaculada, ella y su esposo tuvieron que iniciar con una tarea que impacto a la comunidad. “Al principio este barrio era un botadero de basura y si queríamos trabajar, primero debíamos ayudar en algo y con la colaboración de algunas personas pudimos rellenar este botadero y después con algo más arreglado, pudimos trabajar”.

Otra de las necesidades que Martha encontró fue que no sólo había un abandono material sino también espiritual. “Nadie les había predicado ni se habían interesado por los niños, por eso cuando empezamos con la fiesta de colores, eso fue algo significativo para la comunidad al ver que alguien se preocupaba por ellos”. La sorpresa fue que los niños no se encontraron con algo momentáneo sino que una vez que fueron evangelizados, a través de la Fiesta de colores, los niños que aceptaron a Cristo tuvieron la oportunidad de seguir aprendiendo.

“Los niños siguen viniendo y se siguen multiplicando, y cada vez hay experiencias nuevas. Nosotros en cambio perseveramos y les visitamos a los padres de los niños, así ven nuestro interés en ellos y algunos nos dicen: mi hijo está cambiando y quiero que vaya mi sobrino. Esas cosas nos animan”.

Saber que están impactando la vida de aquellos niños y que la comunidad está viendo esperanza a través del amor de Cristo que sigue creciendo en la vida de cada uno, es una bendición inexplicable, asegura Martha y también cuenta que los padres reconocen que los niños están cambiando y no sólo llevan a sus hijos sino también a sus sobrinos para que sean diferentes.

Los niños por su parte también dan testimonio de lo que aprenden en cada lección y van a sus casas y les cuentan a sus padres lo que aprenden. De esta forma la Palabra de Dios está llegando a ellos por medio de sus hijos. “Ahora muchos padres vienen a las reuniones y se quedan con sus niños, a pesar que son pequeños”, agrega Martha y emocionada dice que cada vez que ve un lugar donde hay varios niños, ella piensa en aplicar el programa infantil debido a los grandes resultados que ha visto.

Usted puede descargar el material aquí:

 

Movilizando el pastorado

matos web¿Cómo se puede compartir la visión de plantar nuevas iglesias al pastorado de una denominación? El obispo Rahadames Matos, supervisor de la región Nordeste Hispana de IDDP en Estados Unidos, cuenta que hace unos años participó en una convención de la Red de Multiplicación y ahí pudo conocer sobre el programa de plantación de iglesias.

“Fui sólo, pero vi que durante estos años tenía que haber esa necesidad en nuestro pastorado y por eso les invitamos a la escuela de multiplicadores, para que ellos adopten esa visión y me ayuden a desarrollar ese trabajo en el área”, asegura el obispo Matos y añade que una de las razones para motivar al resto de líderes fue los resultados que vio en su experiencia personal.

El desafío

La región Nordeste Hispana comprende once estados, desde Virginia hasta Maine, y está integrada por 54 iglesias, que en total cuentan con una membresía activa de 4,000 personas. El desafío actual es motivar y movilizar a los líderes de estas iglesias, pero también a la membresía para capacitar a los futuros plantadores.

Junto con este desafío, Rahadames Matos cuenta que otra lucha será contra la cultura de NO plantar iglesias. “Muchas veces nos metemos en la iglesia local y queremos que crezca. Pero nos dimos cuenta que no hacíamos bien el trabajo; y aunque siempre plantábamos iglesias, no lo hacíamos con la cultura que los pastores se motiven. Ahora vemos la necesidad que podemos mejorar y ellos están viendo que necesitan hacer algo más con su ministerio”.

Para este supervisor es importante que el liderazgo pastoral y la iglesia entiendan porqué y para qué lo están haciendo. “En este sentido hemos visto la respuesta, y muchos de nuestros líderes han aceptado conocer más sobre la visión, capacitarse y empezar a trabajar. Ya seremos más pastores haciendo el trabajo”, asegura.

Las ventajas: trabajo conjunto

También afirma que en este proceso tienen la ventaja de usar un programa sencillo y efectivo, refiriéndose al material de Más Iglesias, pues “es un material que se puede aprender, se puede usar y practicar instantáneamente. La Red tiene herramientas rápidas que se pueden usar de manera inmediata y eso es lo que me gusta de este programa”, agrega.

Con esta motivación, el obispo Matos junto a su equipo pastoral de su región, se han propuesto como meta plantar alrededor de 110 nuevas iglesias dentro de cuatro años. “Estoy seguro que no sólo serán estás nuevas iglesias, sino que también habrá gente alcanzada con el Evangelio, y creo que Dios nos va sorprender mucho más porque he visto antes los resultados”, asegura.

Fortaleciendo la iglesia local

La Iglesia del Pacto Evangélico Ecuador tenían la visión de plantar iglesias, y sintieron la necesidad de hacerlo y aunque iniciaron el proceso por iniciativa propia, no lograban encontrar la forma adecuada o algo que les asegurara un resultado a largo plazo, cuenta Wilfrido Velásquez quien es el Coordinador de Plantación de la Confraternidad de Iglesias del Pecto Evangélico (CIPE), “pero justo en se momento Dios nos envió un instrumento como la Red de Multiplicación”, agrega.

“Habíamos estado dormidos por diez años y empezamos con este anhelo de plantar iglesias, pero también sabíamos que necesitábamos revitalizar a otras”, dice Wilfrido. Este proceso inició en Ecuador y se extendió al resto de liderazgo en Argentina, Colombia, Chile, Uruguay y México. En el caso del primer país, actualmente el cuarenta y cinco por ciento está involucrado en la plantación de iglesias, aunque para llegar a este nivel de compromiso por parte de la iglesia local, esta denominación pasó por un tiempo de análisis y reflexión.ec 15 12

“En algunos casos encontramos que había problemas de afinidad, de hermandad y otros tenían un problema estructural de la iglesia”. Esto de cierta forma impedía que las iglesias locales quisieran plantar nuevas iglesias. Tanto para este coordinador de plantación y el liderazgo de esta denominación, la conclusión fue sencilla: si la iglesia madre no tiene un ADN o ese gen de multiplicarse, las iglesias que nazcan de esa iglesia madre tampoco lo harán. “Necesitamos iglesias saludables que quieran multiplicarse”, concluye el pastor Wilfrido.

Con este compromiso en su misión y anhelo por plantar nuevas iglesias, empezaron a promover los puntos esenciales como la Proclamación, Enseñanza, Servicio, Comunión y Adoración (Pesca) como ejes centrales en la tarea por revitalizar y motivar la plantación de nuevas iglesias. “Tenemos buenos resultados no sólo en Ecuador, que fue donde empezamos, sino también en países como Uruguay donde antes sólo teníamos dos iglesias, pero ahora tenemos cinco iglesias y ha sido producto de una revitalización y de una plantación”.

Otro elemento importante que Wilfrido agrega es que el acompañamiento al liderazgo de cada país y de cada distrito, por medio de la mentoría, ha sido un punto vital para poder desarrollar el liderazgo de otros obreros. Aunque no dejan de lado las dificultades que han atravesado, pero “hemos visto los primeros frutos”, asegura y añade, “líderes que por primera vez estuvieron abiertos a sus problemáticas y dificultades, como la soledad y el miedo a ser desplazado de la iglesia. Pero con esto les hemos podido mostrar que somos hermanos que nos queremos dar la mano mutua. Al visitarles percibimos cosas que no hay en otros lados, aprendemos también y eso es muy positivo”.

Esta denominación tiene como visión seguir involucrando al resto de iglesias locales en la revitalización y plantación de iglesias en los próximos años. Este compromiso no sólo que ha extendido en Ecuador sino también en el resto de América Latina.

Plantando en la adversidad

luis sv¿Cómo es ser pastor en uno de los países considerados más violentos de Centroamérica? Luis Alonso Lazo, Coordinador Nacional de Plantación de Iglesias, de la Iglesia de Dios de la Profecía en El Salvador, cuenta que para los pastores no es fácil la tarea de pastorear, discipular o evangelizar. Siempre están expuestos a ser víctimas de la violencia y para poder ir a otros lugares deben conocer a la gente de la zona, sino corren el riesgo de ser detenidos por las pandillas o ser tomados como espías de otras pandillas que han entrado sin permiso a sus territorios.

Sin embargo, el país se ha acostumbrado a vivir de esta forma y algunos se han resignado debido al miedo. Pero cómo puede la iglesia impactar esta sociedad si la mayoría de población es cristiana. “Con esta triste realidad podemos ver que nos es así y la Iglesia como tal ha fallado en algo”, asegura Luis.

Este pastor, a pesar de la realidad, participó años atrás en una sensibilización sobre la plantación de nuevas iglesias saludables y sin dudar supo que tenían una oportunidad para su país. Pero la tarea no fue sencilla porque primero tuvieron que diagnosticar las iglesias que ya tenían, y de donde saldrían los futuros plantadores de iglesias.

“Necesitabamos mucho que nuestros pastores y líderes identificaran las partes que les faltaban a nuestras iglesias locales mejorar para poder empezar un trabajo saludable”, dice Luis. Después que identificaron lo que podrían celebrar con las iglesias locales, se dieron cuenta que la mayoría de sus liderazgo tenía mucho compromiso y entrega, pero necesitan profundamente tener una visión clara y el entrenamiento efectivo que les permitiera alcanzar esta visión.

Como resultado, el liderazgo de la Iglesia de Dios de la Profecía, pudo realizar una planificación formidable. “Nuestra meta es plantar alrededor de seiscientas iglesias hasta el 2020, lo que significa alrededor de cien iglesias cada año y por la gracia de Dios creemos que los podemos lograr”, asegura el pastor Luis.

Creen que este trabajo puede ser posible ya que las iglesias locales están sintiendo la necesidad de plantar nuevas iglesias. “No nos importan las dificultades porque creemos firmemente que estamos llamados a cumplir el llamado que Dios nos ha dado. También queremos ver una iglesia saludable representando el reino de Dios en cada comunidad porque creemos que este país puede cambiar y para eso necesitamos cumplir con una visión y ser intencionales en el discipulado y evangelismo como hemos aprendido”.

Estableciendo el Reino de Dios

Wilfredo Rodríguez es el Coordinador del Distrito Central de la Iglesia Wesleyana en Colombia, y lleva seis años como pastor de la Iglesia Pueblo de Dios de la misma denominación, en Bogotá. Hace un año atrás tuvieron la oportunidad de participar en el entrenamiento para sembrar nuevas iglesias, y aunque no veían la necesidad, fue una gran experiencia, asegura.

Ps. Wilfredo Rodriguez, Coordinador Distrito Central  Iglesia Wesleyana
Los desafíos que encontraron al iniciar el proceso de entrenamiento fue la “mentalidad de los pastores”, cuenta Wilfredo, “antes nos preocupaba que si plantábamos otras iglesias, la genta dejaría de venir a la iglesia; también la parte económica y como se iban a sustentar”.

Pero como iglesia local y distrito decidieron llevar a cabo el proceso. Empezaron a trabajar en zonas vulnerables social y económicamente. Los líderes se entrenaron y desarrollaron. Como resultado tienen una nueva iglesia en Bosa con alrededor de cuarenta personas.

“Aquí ha sido maravilloso ver como la comunidad está siendo impactada por el poder el Evangelio. La mayoría de estos nuevos líderes se han comprometido a realizar un trabajo con adolescentes y sacarlos de los vicios para meterlos en la Palabra de Dios”.

Los resultados de la Iglesia Wesleyana han sido visibles, dice Wilfredo, pues no sólo se plantaron nuevas iglesias sino que también se revitalizaron, como el caso de una iglesia en Pereira que estaba a punto de cerrar y después de terminado el entrenamiento, se fortaleció y ahora tiene alrededor de 70 personas.

Este pastor reconoce el cambio de mentalidad que ha tenido liderazgo, pero también cuenta que esto es un cambio continúo para poder lograrlo. “Los pastores debemos transformar nuestras mentes, dejar ser egoístas y extender el liderazgo de la iglesia sin temor. No pensar en el reino propio sino en el Reino de Dios”.

Como resultado de esta transformación, para Wilfredo hace tiempo se acabaron las excusas para plantar nuevas iglesias. Ahora están planificando avanzar con el mismo entrenamiento a su segundo distrito de su denominación en Colombia, con el propósito de seguir viendo lo que Dios puede hacer en la vida de cada persona que necesita que también necesita ser transformada.

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