Plantando en la adversidad
¿Cómo es ser pastor en uno de los países considerados más violentos de Centroamérica? Luis Alonso Lazo, Coordinador Nacional de Plantación de Iglesias, de la Iglesia de Dios de la Profecía en El Salvador, cuenta que para los pastores no es fácil la tarea de pastorear, discipular o evangelizar. Siempre están expuestos a ser víctimas de la violencia y para poder ir a otros lugares deben conocer a la gente de la zona, sino corren el riesgo de ser detenidos por las pandillas o ser tomados como espías de otras pandillas que han entrado sin permiso a sus territorios.
Sin embargo, el país se ha acostumbrado a vivir de esta forma y algunos se han resignado debido al miedo. Pero cómo puede la iglesia impactar esta sociedad si la mayoría de población es cristiana. “Con esta triste realidad podemos ver que nos es así y la Iglesia como tal ha fallado en algo”, asegura Luis.
Este pastor, a pesar de la realidad, participó años atrás en una sensibilización sobre la plantación de nuevas iglesias saludables y sin dudar supo que tenían una oportunidad para su país. Pero la tarea no fue sencilla porque primero tuvieron que diagnosticar las iglesias que ya tenían, y de donde saldrían los futuros plantadores de iglesias.
“Necesitabamos mucho que nuestros pastores y líderes identificaran las partes que les faltaban a nuestras iglesias locales mejorar para poder empezar un trabajo saludable”, dice Luis. Después que identificaron lo que podrían celebrar con las iglesias locales, se dieron cuenta que la mayoría de sus liderazgo tenía mucho compromiso y entrega, pero necesitan profundamente tener una visión clara y el entrenamiento efectivo que les permitiera alcanzar esta visión.
Como resultado, el liderazgo de la Iglesia de Dios de la Profecía, pudo realizar una planificación formidable. “Nuestra meta es plantar alrededor de seiscientas iglesias hasta el 2020, lo que significa alrededor de cien iglesias cada año y por la gracia de Dios creemos que los podemos lograr”, asegura el pastor Luis.
Creen que este trabajo puede ser posible ya que las iglesias locales están sintiendo la necesidad de plantar nuevas iglesias. “No nos importan las dificultades porque creemos firmemente que estamos llamados a cumplir el llamado que Dios nos ha dado. También queremos ver una iglesia saludable representando el reino de Dios en cada comunidad porque creemos que este país puede cambiar y para eso necesitamos cumplir con una visión y ser intencionales en el discipulado y evangelismo como hemos aprendido”.