Preparados para avanzar
¿Cómo puede el entrenamiento en la plantación de iglesias impulsar a un obrero en su llamado a la Gran Obra? Francisco Alvarado, salvadoreño, cuenta que por su contexto, él no tiene preparación escolar superior ni mucho menos un grado universitario. “Apenas aprendí a leer”, dice él, y ese ha sido uno de sus principales temores, su falta de preparación académica.
Para él la plantación de iglesias ha sido una puerta que confirmó su llamado a la Obra de Dios y también el vencimiento de su mayor temor, enseñar a otros. Por medio del entrenamiento con la Red de Multiplicación, él fue invitado a participar en el programa de plantación de nuevas iglesias y tomar los 12 módulos de entrenamiento. “Me sentí emocionado que podía participar en el proceso y agradecido de poder hacerlo”.
“Se me fue el miedo de estar delante de un pueblo. Mi mente se despertó a enseñar a otros, por ejemplo siguiendo lo que hacía Pablo que era enseñar a uno, lo dejaba y se iba a plantar otra iglesia. Le estoy enseñando eso también a la gente donde ahora estamos trabajando para que sea consciente que debe aprender y crecer”.
Para Francisco la plantación de iglesias no ha sido sólo una forma de entrenamiento sino también el desarrollo de herramientas que le han permitido acercarse a compartir el evangelio y discipulado con las personas de su comunidad, en Tilapa.
Su estrategia en la plantación
Un factor importante para este plantador ha sido la oración constante y éste ha sido su método favorito de evangelismo, es decir, poder orar por la gente enferma y decirles que Cristo es quien los puede sanar si creen. Muchos han conocido a Cristo por medio de la oración. Ahora también están siendo discipulado por Francisco.
Aunque han intentado menguar el autoestima de Francisco diciéndole “ese es un trabajador del campo, analfabeto que no sabe nada y la gente le está haciendo caso”. Este plantador sabe que las mismas circunstancias vivieron los apóstoles. “Me gozo en el Señor porque esas personas que hablan mal de uno y andan como enojadas, necesitan de Cristo”, dice él.
Francisco sigue el ejemplo de Cristo y ayuda a aquellas personas cuando lo necesitan. “Ahora ellos ven que no pueden oponerse a lo que Dios hace, siempre les digo que es mucho lo que Dios puede hacer y un ejemplo es mi vida. Yo no quería saber nada de él. Les entiendo porque fui una de esas personas”, asegura él.
Este plantador tiene la convicción firme y segura que no importa los problemas o las dificultades, “yo sé en quien confió” es lo que le dice a todas las personas que tratan de amedrentarlo con miedos como la inseguridad que representa plantar iglesias en El Salvador. “Cuando tengo que salir y me dicen que ahí andan los hombres malos, me siento feliz y no tengo ningún miedo. Esos son los beneficios que vienen de parte de Dios”, agrega.
Francisco anhela seguir llevando el Evangelio a más lugares, seguir orando por aquellos necesitados y enfermos, pero también quiere preparar a más obreros que como él pueden compartir a otros de Cristo y ver sus maravillas en las vidas de tanta gente necesitada de salvación.