Amor por los no alcanzados
Indira López empezó a plantar una nueva iglesia en Las Placitas, comunidad ubicada en Olocuilta, El Salvador, donde cuenta que sólo había una iglesia. “Vi la necesidad y en ese momento estábamos aprendiendo en la iglesia algo distinto, sobre todo a cómo plantar iglesias y compartir con otros el Evangelio”, cuenta Indira, quien al empezar a compartir se dio cuenta de la gran necesidad que tenía esta comunidad del Evangelio.
“La mayoría eran católicos y cuando empezamos a visitar, muy pocos querían escuchar y decían que ya no les visite, pero cuando tuvieron problemas, ellos supieron a donde ir”. Esta plantadora también ha sido testigo del cambio transformador de la gente de la comunidad y que ahora es parte de la nueva iglesia y cuenta que aquellos que dijeron no en un principio, son los que más firmes están y quienes a pesar de las dificultades, siguen avanzando.
Aunque ser plantadora en el contexto de El Salvador, donde la inseguridad y la violencia están presentes cada día, Indira dice confiada que en su labor de compartir la Palabra de Dios con otros, es Dios quien la respalda, dándole esa paz y seguridad para avanzar con la Gran Obra.
Ella afirma que para Dios no hay nada imposible, pero es necesario que quienes estén en la Obra pidan a Dios ese amor por los que no han escuchado de Cristo. Ella cuenta que antes de conocer a Cristo, siempre quiso que alguien le invitará a la iglesia pues veía que quienes salían de ahí se veían distintos.
Aunque Dios le estuvo hablando por otros medios, y cuando su madre enfermó y estuvo a punto de morir, Indira recordó que alguna vez escuchó en el mercado decir a un predicador que no importaba la situación en la que se encuentre, que clamara a Dios con todo su corazón y Él la oiría. Así fue, cuando todos dieron por muerta a su madre, ella se levantó y volvió a la vida. Desde entonces Irina decidió con todo su corazón seguir y servir a Cristo.
“Nada es imposible si me someto a la voluntad de Dios. Uno a veces va y se queda esperando porque parece que nada sucede, pero de ahí orando y diciendo, Señor mueve algo en esta persona, que no se quede y eso pasa”, dice Irina al referirse a su motivación para la plantación de iglesias.